El acné es una inflamación de la unidad pilosebácea que se caracteriza por la presencia de seborrea y la formación de tapones en los folículos pilosebáceos que provocan el acúmulo del exceso de sebo y su infección por el propionibacterium acnés.
Las lesiones típicas son los comedones que pueden ser abiertos (pequeña elevación negra) o cerrados (pequeños quistes) que pueden evolucionar formando pápulas (pequeñas y dolorosas), el siguiente paso es la pústula (amarilla con infección) y por último los nódulos con profundización a la dermis.
Existen distintos grados de esta afectación:
- GRADO I O ACNE LEVE: Puntos negros y pequeños quistes superficiales que afectan sobre todo a la cara.
- GRADO II O ACNE MODERADO: Aparecen lesiones inflamadas, abultadas y enrojecidas con o sin infección. Si la inflamación es profunda se pueden formar nódulos y dejar cicatrices. Afecta a cara, cuello, pecho y espalda.
- GRADO III O ACNE SEVERO: Afecta más a hombres, presenta lesiones de todo tipo y puede darse también en glúteos, abdomen, brazos y cuero cabelludo.
Existen distintos tipos (esteroideo, estival, escoriata y atrógeno, fulminans, cosmético, neonatorum,…) y su origen es multifactorial (herencia, exceso de sebo, presencia de bacterias, infección por hongos y ácaros, hormonas, y aumento de las capas superficiales de la piel).
Los tratamientos están dirigidos a regular la secreción de grasa, evitar la obstrucción de los folículos y reducir el número de bacterias, así como a combatir los síntomas y minimizar las posibles lesiones residuales. Esto hace que sean increíblemente largos.
Si existe un factor desencadenante claro, debe actuarse primero sobre él eliminándolo.
Existen diferentes tipos de tratamientos médicos:
- FÁRMACOS: De uso tópico (peróxido de benzoilo, ácido azelaico, antibióticos, retinoides, ácido glicólico, ácido salicílico, etc.) o por vía oral (antibióticos orales, tratamiento hormonal, retinoides orales). Estos medicamentos se utilizan de forma aislada o combinados en función de la gravedad de los síntomas.
- PEELINGS QUÍMICOS: Existen varias sustancias químicas como los alfahidroxiácidos, el ácido tricloroacético, el ácido glicólico o el fenol, que se utilizan para provocar una exfoliación de la piel que ayuda a controlar el acné, contribuyendo además a hidratar la piel, minimizar los poros y suavizar su textura.
- RADIOFRECUENCIA: Se aplican ondas electromagnéticas para regular el tamaño y secreción de las glándulas sebáceas.
- TERAPIAS CON LUZ: Se pueden usar diferentes fuentes de luz, como la luz pulsada, los LED…
- TERAPIA FOTODINAMICA: Combinación de una sustancia sensibilizante (las más usadas son 5-ALA o MAL) y una luz (IPL o LED).
Los cuidados domiciliarios constituyen un pilar básico en el tratamiento de esta patología:
- HIGIENE: Limpieza profunda de la piel tanto por la mañana como por la noche y desmaquillarla siempre antes de acostarse. También es conveniente lavar la cara después de hacer ejercicio para evitar la acumulación de toxinas y sudor en la piel.
- COSMETICA: Evitar productos comedogénicos y usar aquellos libres de aceites.
- COMIDAS: Sólo se aconseja suprimir alimentos en casos de personas que observan que determinados alimentos les reactivan el acné, aunque es conveniente no abusar de alimentos grasos.
Se recomienda retirar el pelo de la cara y cambiar con frecuencia toallas y fundas de almohada, así como evitar manipular las lesiones.
La adquisición de estos hábitos es conveniente para controlar y prevenir la aparición del acné.